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La vida de Marie-Thérèse Rodet inspira la temporada 2019 de Cuentos del Agua. 

Las bodas y eventos de CUENTOS DEL AGUA son experiencias únicas e irrepetibles.


Andrea Gómez (Dirección artística) prepara la temporada que viene desde la premisa de una máxima exigencia a la hora de plasmar las últimas tendencias en bodas y eventos.

 

El arte, el deseo de transmitir sensaciones únicas y la elegancia como bases en cada uno de los actos, convierten tanto a los anfitriones e invitados de CUENTOS DEL AGUA en partícipes de emociones más que de eventos, emociones de las que permanecen en la retina más allá del tiempo.

La obsesión de Andrea Gómez por entender la cultura, el despertar del feminismo y el nacimiento del preciosismo durante la época de la Ilustración son los hechos que le han llevado a investigar profundamente el mundo de las salonnières de París durante el siglo XVIII, y más concretamente, la figura de Marie-Thérèse Rodet, la mujer que, en su empeño durante aquella época por crear ambientes únicos para sus invitados, acabó fraguando en las tertulias de su salón un momento decisivo para la historia de Europa.

La reinterpretación en el Siglo XXI de aquellos salones, pero sobre todo, de ese espíritu único de Rodet para convertirse en la mejor anfitriona para sus invitados, es la base de la dirección artística de Andrea Gómez, que en esta temporada se hará visible en la decoración, los protocolos y, en definitiva, las experiencias únicas que buscamos crear en CUENTOS DEL AGUA.

Cada uno de los eventos, junto con el universo artístico creado en exclusiva para cada uno de los novios o anfitriones (que podrán tomar líneas de diseño de este trabajo artístico), se convertirán finalmente en sensaciones irrepetibles para los invitados.

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¿Quién fué Marie-Thérèse Rodet?

 

Marie-Thérèse Rodet (París, 1699 - 1777) ha pasado a la historia por el sobrenombre de Madame Geoffrin, o ​Geoffrin a secas. El salón de su casa acabó siendo uno de los más influyentes del siglo XVIII parisino, convertido en salón literario en el que se fraguó una parte de la historia de nuestro continente.

Aunque de origen humilde, su sensibilidad y su inteligencia acabaron por determinar que, tras la influencia de su amiga y vecina Madame Tencin, entonces salonnière más influyente, acabara heredando su legado y organizando las reuniones en las que la flor y la nata de la aristocracia y la intelectualidad francesa escribieron la política y la ideología que marcaron una época.

Su nombre y su salón de la calle de Saint-Honoré no se pueden desligar del movimiento filosófico ilustrado, y es que Madame Geoffrin incluso sufragó económicamente la publicación de la Enciclopedia de Diderot, tan relevante en la posterioridad.

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